por Cristóbal Bellolio (publicada en Las Últimas Noticias el 31 de octubre de 2012)
Varios alcaldes que parecían imbatibles fueron derrotados el pasado domingo. Pablo Zalaquett en Santiago, Pedro Sabat en Ñuñoa, Cristián Labbé en Providencia, Antonio Garrido en Independencia. Sin embargo reaccionaron en forma muy distinta al enterarse de las malas noticias. Mientras los dos primeros mostraron decencia republicana, los dos segundos demostraron ser pésimos perdedores.
Zalaquett estaba visiblemente afectado por el revés electoral. Pocos apostaban que perdía. Aun así agarró el teléfono para felicitar a la ganadora Carolina Tohá. “Espero juntarme contigo en los próximos días para poder entregarte todo lo que hice y que te vaya mucho mejor aún, te felicito ganaste en buena lid”, le dijo, agregando un emotivo “te lo mereces”. También debe haber sido muy duro para Sabat, quien quedó sin reelección por apenas un puñado de votos. Asimismo llamó a Maya Fernández para felicitarla y desearle suerte.
Otra cosa vimos en Providencia. El otrora invencible coronel Labbé despotricó contra todos, incluidos los medios de comunicación a quienes culpó en parte de su fracaso. A Josefa Errázuriz la calificó de “serpiente del paraíso”, encarnación bíblica de la tentación y provocadora del pecado original. A diferencia de sus colegas, descartó con vehemencia saludar a su contendora. Del mismo costal salió Garrido, quien tampoco se tomó bien su derrota: “Independencia se ha perdido al mejor alcalde del mundo, lejos… este caballero (Gonzalo Durán) es canalla, es malo, una mierda como persona».
Es interesante que los buenos y malos perdedores fueran respectivamente buenos y malos competidores. A pesar de que Zalaquett trató de zafar, finalmente terminó accediendo a participar en algunos debates. Labbé, en cambio, no salió de su escondite y rehusó todas las invitaciones. Quiso que los electores lo premiaran por su gestión pasada sin discutir ninguna idea sobre el futuro.
Las diferencias están a la vista. En los momentos difíciles se prueba la grandeza. Por eso Zalaquett y Sabat podrían perfectamente seguir contribuyendo en política, e incluso no es descartable que puedan darle una mano al Presidente Piñera cuando venga el próximo ajuste ministerial. Labbé y Garrido… mejor que se vayan para la casa.
Link: http://www.lun.com/Pages/NewsDetail.aspx?dt=2012-10-31&NewsID=206207&BodyID=0&PaginaId=16