LA SOBREVIVIENTE DE TEGUALDA

por Cristóbal Bellolio (publicada en Las Últimas Noticias del 3 de agosto de 2016)

Cuatro mosqueteros de la campaña presidencial de Michelle Bachelet fueron premiados con ministerios. Rodrigo Peñailillo y Alberto Arenas por su trabajo político-programático, Álvaro Elizalde y Javiera Blanco por sus vocerías. De los cuatro, sólo Blanco sobrevive en el gabinete. Los otros tres salieron en el ajuste ministerial más radical que ha hecho la presidenta. En dicha ocasión, Javiera Blanco pasó de Trabajo a Justicia. No sabía con la chichita que se estaba curando. Un ministerio relativamente tranquilo se volvió en cuestión de semanas una tormenta perfecta.

Partidarios y adversarios le han recomendado a la presidenta que reemplace a la ministra Blanco. Pero a Bachelet –sabemos- no le gusta que la pauteen. Es la única que queda del comando de calle Tegualda y la Jefa le tiene sobrado cariño. No quiere sacrificar a otro de sus críos políticos. En una de esas, piensan los optimistas de La Moneda, la interpelación le da un nuevo aire. Si no están los votos necesarios para una acusación constitucional en toda regla, en una de esas la ministra Javiera Blanco pasa agosto.

Sin embargo, la derecha no anda tan perdida sacando al pizarrón a la titular de Justicia. El escándalo de las pensiones engordadas entre gallos y medianoche en Gendarmería no ha tenido una respuesta a la altura. La renovada rabia contra las AFP tiene su origen en el jubilazo de la mujer de Osvaldo Andrade. Lo que refuerza la percepción orwelliana de que- para el socialismo versión bacheletista- todos somos iguales pero hay algunos más iguales que otros. Luego vino el drama del Servicio Nacional de Menores. Otra vez, aparece la inconsistencia de un gobierno que se devanea los sesos haciendo cálculos para cubrir matrículas universitarias mientras sus niños más vulnerables mueren o son abusados en medio de la indiferencia general del sistema política y la repartija de cargos para satisfacer a los partidos.

En síntesis, los últimos meses de la cartera de Justicia han resumido los problemas endémicos del actual gobierno. Muchos de ellos vienen arrastrándose de hace tiempo y no son responsabilidad de Javiera Blanco. A la ministra le correspondía navegar políticamente estas tempestades y el resultado –hasta el momento- no es muy alentador. Si se queda, es porque la presidenta no quiere perder a una colaboradora leal.

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