Archive for May 2016

LA LEY DE GODWIN

May 31, 2016

por Cristóbal Bellolio (publicada en revista Capital del 27 de mayo de 2016)

En una de las versiones de la llamada Ley de Godwin –por el nombre de su creador, Mike Godwin- se sostiene que cualquiera de las partes de un debate que recurre primero a la figura de Hitler o a los nazis pierde la discusión porque sencillamente no le quedan más argumentos. Otras versiones dicen que cuando una conversación se alarga indefinida y bizantinamente, crece la probabilidad estadística de que Hitler salga al ruedo. El filósofo político Leo Strauss se refería a la reductio ad Hitlerum para graficar el tipo de falacia que cometía quien razonaba que una cierta idea o acción era moralmente mala porque Hitler la hubiese apoyado. En el marco del animado debate que mantienen los británicos entre permanecer o abandonar la Unión Europea, varios han recordado la Ley de Godwin. Boris Johnson, el carismático ex alcalde de Londres y activo miembro de la campaña del Leave, sostuvo recientemente que la Unión Europea tiene el mismo fin que perseguía Hitler: crear un superestado en el viejo continente. Los partidarios del Remain dijeron que los comentarios de Johnson eran tan ofensivos como desesperados. Asociar a los nazis con el bando que quiere quedarse en Europa, remarcaron, es una bajeza. Pero, ¿hay algo de cierto en la observación de Boris?

Probablemente, habría tenido mejor recepción si se hubiese recurrido a la tesis que Ludwig Dehio plasmó en su Gleichgewicht oder Hegemonie (Equilibrio o Hegemonía) – a estas alturas es un clásico de las relaciones internacionales. La obra de Dehio repasa cuatro siglos de la historia moderna del viejo continente e identifica media docena de intentonas en los cuales el poder tiende a concentrarse (períodos de hegemonía) para luego fragmentarse (períodos de equilibrio). El primero está asociado al afán expansivo de los Habsburgo, con Carlos V -sobre cuyo imperio “no se ponía el sol”- y su heredero Felipe II. El segundo momento, si mal no recuerdo, se produce en la Francia absolutista de Luis XIV. Luego, obviamente, viene Napoleón. Finalmente, el primer y segundo Reich de los alemanes. Ahí recién aparece Hitler. Es decir, el impulso hegemónico no sería una novedad del siglo XX, sino una constante fuerza centrípeta en la historia del continente. Lo interesante, según Dehio, es que cada vez que las fuerzas dominantes de Europa central intentaron resucitar el mito imperial de los romanos –o de la Cristiandad, acotarían los medievalistas- surgieron otras fuerzas en los márgenes continentales para contrarrestar dicho movimiento. En particular, Dehio menciona a los británicos y a los rusos. Unos desde el oeste, otros desde el este, entre ambos habrían sido capaces de detener las ambiciones imperiales de franceses y alemanes. Para seguir con la analogía newtoniana, británicos y rusos habrían actuado como fuerzas centrífugas, favoreciendo la fragmentación del poder y con ello devolviendo a Europa un estado de equilibrio.

La de Dehio es una interpretación menos sensacionalista que la de Boris Johnson. Pero es mucho mejor para entender la curiosa relación del mundo insular británico con el resto del continente. Parte importante del Partido Conservador de Johnson ve en la Unión Europea otro intento de concentración del poder. Creen, en consecuencia, que la misión geopolítica (e identitaria) del Reino Unido es oponerse a ello. De hecho, de todos los argumentos que han entregado para apoyar el Brexit, el único que ha sido realmente problemático para sus adversarios es aquel que apela a la pérdida de soberanía democrática. En general, la población de Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte cree que la salida de Europa no generará beneficios económicos llamativos. Por el contrario, en ese terreno se impone la visión pragmática de que es mejor quedarse. Más ruido genera el argumento del control migratorio, especialmente azuzado por los grupos de extrema derecha. Si en las próximas semanas se genera un cuadro similar al que ocurrió la noche de Año Nuevo en Colonia –cuando decenas de mujeres fueron acosadas en un macabro juego importado, aparentemente, del norte de África y el Medio Oriente- los xenófobos tendrán entre manos una renovada oportunidad para ser escuchados. Los argumentos contra los gastos burocráticos de Estrasburgo tampoco son determinantes. Lo que unos presentan como un costo, los otros lo presentan como una inversión que genera más ingresos.

El asunto, finalmente, parece reducirse a la centenaria pregunta del control soberano: ¿quién decide lo qué se hace en las orgullosas islas británicas? La tesis de Dehio no sirve para generar una respuesta normativa. En tiempos globalizados, la pregunta es si acaso el Reino Unido tiene la posibilidad real de restarse de la Unión Europea sin quedar igualmente sometida a sus dictámenes en materia de regulación y legislación internacional. Noruega, por ejemplo, no es parte de la Unión Europea. Sin embargo, algunos de sus líderes se quejan de que no les queda más opción que someterse a los estándares comerciales, laborales y medioambientales fijados por ésta, pero sin las ventajas de estar sentados en la mesa donde se toman las decisiones. Por otro lado, ya no son Hitler ni Napoleón los que buscan imponer sus términos de expansión. La Unión Europea es un esfuerzo colectivo que, con todas sus fallas, invita a la admiración de los pueblos. Los principios que la fundan –el respeto a los DDHH y un compromiso con la democracia liberal- distan del superestado que vive en las pesadillas de Boris Johnson. Quizás por lo mismo, no le queda otra que recurrir a una analogía efectista. Pero, como observaba Godwin, ése es un síntoma de que la discusión se está perdiendo.

Link: http://www.capital.cl/opinion/2016/05/26/120509-la-ley-de-godwin

EL IDEALISMO AUTORITARIO DE LOS SECUNDARIOS

May 29, 2016

por Cristóbal Bellolio (publicada en Las Últimas Noticias del 30 de mayo de 2016)

Impetuosos, combativos, arrogantes. La nueva generación de dirigentes secundarios no se anda con chicas. Acaban de “notificar” al gobierno que comienza una fase ofensiva de movilización callejera. Lo hicieron, de hecho, en los patios de La Moneda tras haber burlado la seguridad del palacio. El vocero de la coordinadora escolar ACES tuvo el desplante de decir que el ministro de interior les tenía miedo, agregando un escalofriante “no los dejaremos gobernar”. ¿Cómo debiésemos interpretar esta amenaza?

Una teoría fue trazada por Sebastián Piñera a través de un video. Emulando el famoso discurso de Nicolás Sarkozy contra la herencia de Mayo del ’68, el ex presidente sostuvo que “urge fortalecer el principio del respeto a la autoridad; respeto de los hijos a sus padres, de los alumnos a sus profesores, de los ciudadanos a sus autoridades”. Es decir, el problema estaría en que los jóvenes están demasiado alzados. Les hemos permitido demasiada irreverencia. Habría llegado la hora de ponerlos en su lugar. Sin embargo, la idea del respeto a la autoridad no se sostiene por sí sola. En cierto sentido, las autoridades han defraudado la confianza de la ciudadanía a tal punto que se puede decir que han sido ellas las irrespetuosas. Porque el respeto no se exige unidireccionalmente. La mentalidad conservadora, por otra parte, extraña aquellos días en los cuales los jóvenes no cuestionaban a sus mayores. Esos días no volverán. Eso no es necesariamente malo. Una juventud consciente de su rol político, activa y movilizada, es mejor que una juventud apática y complaciente.

El problema va por otro lado. Paradójicamente, el discurso de los actuales líderes secundarios desnuda nuestras falencias en materia de educación cívica. Aunque se trate de un eslogan, esa pachotada de “no los dejaremos gobernar” revela una fibra autoritaria que está desconectada de los valores centrales de la democracia. Por de pronto, es una falta de respeto a los millones de chilenos que concurrieron con su voto a elegir a este gobierno, por deficientes que consideremos algunas de sus políticas. Sólo las dictaduras consiguen lo que quieren de la noche a la mañana; no tienen que lidiar con las incómodas limitaciones que impone un régimen democrático, donde la oposición no es un adorno y diversos puntos de vista deben ser acogidos. En la narrativa de los estudiantes secundarios –que hace parecer a los pingüinos del 2006 como una bancada de Cicerones- sólo hay espacio para una visión, maximalista y agobiante. Por esa vía, dicho sea de paso, cometen un error estratégico: los movimientos sociales exitosos son aquellos que conectan con amplias capas de la población. Quizás tengan razón en sus planteamientos. Pero la democracia no identifica verdades absolutas sino acuerdos políticos sustentables. De hecho, no es contradictorio ser idealista con ser anti-democrático. Los dirigentes secundarios chilenos son la mejor prueba.

Link: http://www.lun.com/Pages/NewsDetail.aspx?dt=2016-05-29&NewsID=346281&BodyID=0&PaginaId=12

FRANCO A LOS LEONES. DOS OBJECIONES MORALES AL PROTOCOLO DEL ZOOLÓGICO

May 27, 2016

por Cristóbal Bellolio (publicada en El Mostrador el 26 de mayo de 2016)

Han pasado algunos días desde la inaudita tragedia del zoológico que terminó la hospitalización de Franco Ferrada en riesgo vital y la comentada muerte –que dio la vuelta al mundo- de dos leones en cautiverio. El protocolo activado por el personal del zoológico metropolitano ha sido objeto de cuestionamientos. En general, sin embargo, la mayoría piensa que la medida adoptada –disparar a los animales para salvar la vida de un ser humano- oscila entre lo razonable, lo apropiado e incluso lo imperativo. Sólo una minoría considera que los leones no debieron pagar con su vida la temeridad suicida del joven. El objetivo de esta columna es describir las dos objeciones morales más relevantes al protocolo del zoológico. Estas objeciones, como se verá, no son necesariamente invencibles. Después de analizarlas, el lector podría estimar que no son lo suficientemente poderosas o persuasivas como para recomendar un protocolo alternativo. Pero es importante describir su fuerza normativa.

La primera objeción al instructivo que establece que siempre se debe salvar la vida del animal humano por sobre la de los animales no-humanos que viven en el zoológico apunta al derecho a la autodeterminación del suicida. La objeción se sostiene en la idea de que las personas pueden poner término a sus vidas cuando lo estiman conveniente, bajo la premisa de que dicha decisión se toma en forma autónoma, libre y soberana. Ese derecho generaría en la sociedad un deber de omisión en los casos en los cuales la voluntad del suicidad se haya hecho conocida o manifiesta. Me estoy refiriendo, evidentemente, a un derecho que no está consagrado en la ley. Este es un debate, principalmente, ético y filosófico. La dimensión estrictamente jurídica no es determinante. Si pensamos que las personas tienen derecho a poner término a sus vidas cuando consideran que ya no vale la pena seguir viviéndolas, entonces se genera una primera objeción moral a la actuación del zoológico.

Hay grupos de la población que creen que ningún ser humano puede disponer de su vida porque ésta no les pertenece. Para ellos, obviamente, no se trata de una objeción válida. Pero el protocolo de un organismo público no debiese fundarse en ninguna doctrina religiosa particular. Hasta cierto punto, esta discusión guarda similitud con el debate sobre la eutanasia, que bajo ciertas formas constituye un suicidio. Una contra-objeción más seria es aquella que señala que es imposible saber la voluntad del sujeto que se arroja a la jaula de criaturas peligrosas. ¿Cómo diferenciar entre un accidente y un suicido en un lapso de pocos minutos? Si es un accidente, no se activa la objeción moral de autodeterminación del suicida y por ende existiría el deber social de actuar. El sentido común parece indicar que, en caso de duda, mejor actuar. ¿Entregó Franco Ferrada -a través de su comportamiento- información que hiciese a los guardias suponer que se trataba de un suicidio? Difícil estar seguros. Es cierto que entregó suficiente información de que no se trataba de un accidente. Las personas que caen por error a una jaula de animales salvajes no lo hacen desnudas elevando cantos apocalípticos al cielo.

Quizás existe una gama de posibilidades entre el accidente y la manifestación de voluntad suicida. Algunos medios han llamado la atención acerca del supuesto plan del individuo por imitar la proeza bíblica de Daniel, que echado al foso de los leones fue salvado por mandato divino. Franco, según esta interpretación, no buscaba morir sino ser salvado por su dios. Esto añade otra complicación, que funciona también como contra-objeción: Franco no estaba, realmente, tomando una decisión autónoma, libre y soberana. Es lo que han sostenido los psiquiatras invitados a comentar el caso: el individuo padecía de un cuadro mental –del cual no es culpable- que lo impulsa al delirio. Si aquello es correcto, Franco debe ser rescatado de sus propia locura, y la sociedad tendría su cuota de responsabilidad en aquello. No se aplicaría la objeción moral de autodeterminación del suicida.

Abstrayéndonos de las particularidades del presente caso, el dilema moral más interesante es aquel en el cual sí podemos conocer con cierta seguridad la intención suicida del agente y podemos acordar que dicha intención fue formada sin coerción externa ni interna relevante: en ese caso de laboratorio, ¿tenemos la obligación de actuar cuando una persona ha decidido autónomamente terminar con su vida? ¿Cambiaría nuestra opinión respecto del protocolo del zoológico –que no admite excepciones ni calificaciones sobre la obligación de salvar la vida humana- si Franco Ferrada hubiese estado en sus completos cabales y hubiese entregado con anterioridad una carta indesmentible de suicidio? Mi impresión es que la autodeterminación del suicida tiene, en estos casos, cierta fuerza moral. Que tenga cierta fuerza no la hace inexpugnable. Hay aspectos prácticos que también deben ser tomados en cuentas. Por ejemplo, ¿es correcto dejar que se suicide devorado por leones ante la vista de cientos de familias? Pero si ése fuese el único problema práctico, quizás estemos dispuestos a omitir la operación de rescate si el suicida se mete a la jaula de noche cuando el zoológico está desierto.

Ahora viene la segunda objeción moral. Según el protocolo, siempre y en todo escenario la vida de los animales es inferior a la vida de las personas. Nuevamente, este razonamiento hace perfecto sentido para quienes creen que la vida humana es especial en un sentido religioso. Si somos en efecto la joya de la creación del Señor, no hay dudas respecto de la prelación jerárquica entre las distintas especies y nosotros. No es, en cualquier caso, un razonamiento puramente religioso. El humanismo secular tiende a pensar parecido. El filósofo británico John Gray critica justamente al humanismo por preservar la idea –injustificada ante los ojos de la biología evolutiva- de que somos merecedores de un trato preferente en el ecosistema. Peter Singer, temprano defensor de los derechos de los animales, sostiene que nuestra tendencia a pensar que tenemos un estatus moral privilegiado respecto de los animales no-humanos es una variante del racismo, denominada especismo. Pero seguir a Singer no sólo nos conduce a rechazar el protocolo en cuestión, sino a promover la abolición de los zoológicos. Si los animales no-humanos son dignos de la misma consideración moral que los humanos, no hay argumento alguno para mantenerlos en cautiverio y esclavitud. Esta es una posición filosófica enteramente respetable, aunque poco difundida en nuestro entorno intelectual.

Si algo positivo sale de todo esto, podría encontrarse en esa dirección. Los zoológicos cumplieron un rol histórico determinado en tiempos en los cuales no sólo éramos ignorantes respecto a las enormes similitudes que guardamos con otras especies, sino además como herramienta de pedagogía insustituible. En la era de las comunicaciones, un niño puede maravillarse ante una estampida de elefantes en Discovery Channel o Youtube. Es dudoso que se justifique para ver como ronda el tigre en su celda de dos por dos.

Queda finalmente una manera menos radical de cuestionar el protocolo. Muchos zoológicos se han reconvertido en auténticos centros de cuidado y conservación –la única forma moralmente aceptable de seguir adelante, al parecer. Si aquella es la nueva vocación de los zoológicos, entonces se genera una cierta disonancia entre la misión –de cuidado y conservación- con la implacabilidad del protocolo. Los leones muertos a manos del personal del zoológico metropolitano eran prisioneros en un hábitat ajeno y forzado. La única justificación del cautiverio estaría entonces en los especiales beneficios del cuidado que les otorga el zoológico. Precisamente ésa parecía ser la historia de una de las leonas –Flaca-, que fue rescatada en pésimas condiciones de un circo. Cuesta entonces entender cómo se expresa esa misión cuando los sujetos de cuidado son víctimas de un ataque no provocado –circulan las fotos y videos del tipo hostigando y acosando a los leones- del cual supuestamente debieran ser protegidos, pero se hace exactamente lo contrario. Esta es una particularidad relevante del caso, pues no está presente cuando un perro callejero o el pitbull malas pulgas del vecindario atacan a un niño. Nuestra intuición moral, en el último ejemplo, se inclina hacia el sacrificio del perro, toda vez que el niño no es un agresor y que no tenemos deberes especiales de generar un “cautiverio feliz” respecto del perro. Por supuesto, ni la formulación radical a favor de los derechos de los animales ni el argumento respecto de la actuación inconsistente con la misión de un zoológico moderno harán mella en la convicción que tienen aquellos que creen dogmáticamente que la especie humana –por estar dotada de cultura y hacer uso de facultades intelectuales sofisticadas- debe siempre prevalecer (aunque sea agresora, invasora o esclavista). Pero esa es una convicción que debe defenderse y no darse por descontada, como lo hacen muchas personas a quienes “no les cabe en la cabeza” que haya gente que hubiera optado por la vida de los leones, o que creen erróneamente que lo último implica automáticamente desconocer el valor de la vida humana.

Como se advierte, ninguna de las dos partes de este debate sostiene argumentos completamente disparatados. Me incluyo entre aquellos que, en un comienzo, catalogaron el protocolo como “demencial”. Luego pude moderar mis juicios y comprender que se trata de evaluaciones complejas. Como tantos, también soy culpable de algún grado de especismo. En esta columna he tratado de dejar establecidas dos posibles objeciones morales que, desde ciertas tradiciones de pensamiento –libertarianismo ético respecto del derecho de autodeterminación del suicida, naturalismo filosófico respecto del estatus moral de los animales no humanos- poseen cierto atractivo y no deben ser descartadas de plano. Y aunque algunas de estas objeciones puedan ser desechadas luego de ser contrastadas con el caso particular de Franco Ferrada y los leones del zoológico metropolitano, no se puede ignorar su fuerza normativa en abstracto.

Link: http://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2016/05/26/franco-a-los-leones-dos-objeciones-morales-al-protocolo-del-zoologico/

NO HAY LUCHA HEROICA EN EL DESPLANTE DE LOS CANALLAS

May 24, 2016

por Cristóbal Bellolio (publicada en Las Últimas Noticias del 22 de mayo de 2016)

La idea de esta columna era comentar la cuenta presidencial del 21 de mayo. Pero es difícil hacerlo cuando la noticia más importante de la jornada no estuvo adentro sino afuera del Congreso. No es que los anuncios de la Presidenta no hayan sido importantes. Es que la muerte de Eduardo Lara es un hito demasiado dramático como para ignorarlo. Compatriotas que creen luchar por un mundo mejor –especialmente para la clase trabajadora- probablemente sin quererlo, pero a consecuencia de su violencia indiscriminada mataron a un hombre que trabajaba como guardia de seguridad en una farmacia porteña. Como el crimen contra Nabila –la mujer que fue salvajemente atacada en Coyhaique- se trata de otro golpe bajo que nos obliga a mirar de frente nuestras miserias.

Uno de los acuerdos fundamentales de una sociedad civilizada es el compromiso de resolver las discrepancias a través del diálogo político y la vía democrática. Quienes renuncian a ello pierden toda legitimidad para que sus puntos de vista –que pueden contener reivindicaciones justas- sean tomados en cuenta. Eso es una obviedad. Pero algunos grupos revelan una falla cognitiva persistente para entenderlo. Para peor, su desvarío caricaturesco es animado por adultos que ostentan alguna tribuna de opinión. Son los cómplices pasivos del asesinato de Lara. Son pocos, menos mal. Pero hacen daño. Daño irreparable a la familia del hombre que trabajaba un sábado para llevar pan a su casa. Daño inconmensurable a las propias causas de los manifestantes pacíficos. Daño reiterado a la ciudad, a su patrimonio, a sus espacios públicos y sus habitantes. Valparaíso, en particular, es ultrajado por individuos que suspenden el recurso de la razón –lo que nos hace característicamente humanos- y se abandonan al instinto demencial de la danza destructiva, el rito del egoísmo –el placer de dejar una huella en la pared- y el autoengaño mononeuronal de creerse “combatientes”.

Esto no es culpa del sistema ni del capitalismo ni de la constitución. Ningún balbuceo chorizo ni gimnasia sociológica derriban al sentido común que funda dicho acuerdo civilizatorio básico. Justificar de alguna manera el cobarde asesinato de Lara –asfixiado por una molotov anónima pero arrojada por varias manos- es abdicar del fundamento que nos permite vivir juntos. No hay lucha heroica en el desplante de los canallas. Pido disculpas por no referirme al discurso de Bachelet. Escribo estas líneas a la distancia y en caliente, con una genuina tristeza y una superior impotencia. Confío que incluso los que prefieren poblar la calle con el puño al viento serán capaces de aislar a estos egocéntricos patológicos. Confío menos en la respuesta del estado. Todos los años se repite algo similar y no hay estrategia policial que resista. La protesta social es un derecho sagrado, pero como todos los derechos hay que cuidarlo de aquellos que en su abuso lo ponen en riesgo. Habrá que pensar en el epitafio de Eduardo Lara, el trabajador que murió a manos de autoproclamados revolucionarios que dicen pelear por los trabajadores.

Link: http://www.lun.com/Pages/NewsDetail.aspx?dt=2016-05-22&NewsID=345754&BodyID=0&PaginaId=4

EL BOOMERANG DE PEÑAILILLO

May 19, 2016

por Cristóbal Bellolio (publicada en Las Últimas Noticias del 19 de mayo de 2016)

Ironías de la vida: cuentan las malas lenguas que el ex ministro Rodrigo Peñailillo promovió las investigaciones del caso Penta para hundir a sus enemigos políticos –la UDI y Andrés Velasco- pero el tiro le salió por la culata. No sólo pagó con su cargo su propio involucramiento en el financiamiento irregular de campañas, sino que ahora la bomba explota en el corazón de su partido, el PPD. En corto: hay suficientes antecedentes que acreditan que, mientras Carolina Tohá era presidenta de la tienda, hasta las cuentas las pagaba la empresa SQM por debajo de la mesa.

Una desgracia lo que ocurre con Tohá. Se trata de una de las dirigentes políticas más destacadas de su generación, apadrinada por Ricardo Lagos, eterna promesa presidencial. Pero además, probablemente honesta. Nunca buscó enriquecerse personalmente. Pero tiene la responsabilidad del jefe. Sus subordinados, con o sin su conocimiento, hicieron lo mismo que todo el resto de la clase política: aprovecharon resquicios para financiar sus operaciones al margen de la ley.

La actual alcaldesa de Santiago no se hizo la cucha –como la mayoría de sus colegas parlamentarios. Dijo que asumía su responsabilidad política. Sin embargo, no queda claro cómo diablos se asume ese costo. Ya no tiene cargo en la directiva del PPD para “poner a disposición”. Sólo le queda pagar con la repostulación al sillón edilicio más importante del país. Ya avisó que no tenía “ganas de bajar candidatura”. Siente que sería injusto, demasiado castigo. Sería raro que su partido se lo exigiera, habiendo amparado casos realmente escandalosos. Sólo queda el recurso de su conciencia y el veredicto democrático. El problema sistémico del financiamiento irregular de la política les pega a todos. Pero esta caja de pandora no la abrió la oposición. El primer dominó lo botaron en La Moneda. Si cae Carolina Tohá, se consolida el mayor desacierto político de su generación.

Link: http://www.lun.com/Pages/NewsDetail.aspx?dt=2016-05-19&NewsID=345565&BodyID=0&PaginaId=20

SE APAGA LA ESTRELLA DEL PPD

May 16, 2016

por Cristóbal Bellolio (publicada en Las Últimas Noticias del 15 de mayo de 2016)

El ex presidente Ricardo Lagos se valió de su cuenta de Twitter para tirarle las orejas al partido que contribuyó a fundar: “La renuncia de Pepe Auth obliga al PPD a volver a sus principios como un partido plural y transparente. Basta de clientelismo en la política”, sostuvo. Tiene razón Lagos. El PPD nació en un momento histórico crucial para Chile, a fines de los años ochenta. De ahí su nombre: su misión original era recuperar la democracia. Acompañando a dos partidos con décadas de carrete (el PS y la DC), el PPD comenzó a forjar su propia identidad al interior de aquella exitosa coalición llamada Concertación. El PPD cobijó a personas con sensibilidades políticas relativamente distintas bajo un gran paraguas de centroizquierda. Fue un espacio especialmente atractivo para la generación joven que combatió a la dictadura y luego debutó en el aparato público en los noventa.

A casi 30 años de su nacimiento, el PPD tiene un olorcillo rancio. Después de una infancia feliz y una adolescencia palaciega, su estrella se apaga. Según algunos, como el propio Auth, el partido viró insensatamente a la izquierda, renunciando a representar a sectores más liberales y menos autoflagelantes. Otros le echan la culpa al clientelismo, aquella mala práctica que consiste en negociar apoyos electorales a cambio de prestación de favores políticos. Tal como ha sugerido el senador Ricardo Lagos Weber –contestándole a su padre- el PPD no es el único partido clientelista en Chile. Seguramente no lo es, pero mal de muchos es consuelo de tontos. Por lo demás, ciertas figuras controvertidas del partido –como la del senador Guido Girardi- han alcanzado categorías mitológicas en su capacidad de controlar máquinas partidarias y estructuras del estado en beneficio propio. Girardi es, en gran medida, el blanco de las críticas de Auth y Lagos Escobar.

En rigor, son pocos los que se salvan. Nuevas indagaciones en el marco del financiamiento irregular de la política indican que durante el mandato de Carolina Tohá, el PPD también hizo triangulaciones indebidas con dineros de SQM. La caja de pandora que abrió Peñailillo para hostigar a la UDI se transformó en un boomerang contra su propia tienda. De hecho, a estas alturas va siendo raro encontrar un caso de corrupción donde ningún PPD tenga participación. En la mayoría de estos casos –como en la tóxica situación del eterno alcalde Jaime Pavez de La Pintana- el partido no se inmuta.

Mucha razón tienen entonces Ricardo Lagos y Pepe Auth. Por supuesto que aún existe gente valiosa y honrada en su partido. Pero la creciente percepción es que se transformó en una caja pagadora de prebendas. Los ideales ochenteros del progresismo se fueron apagando ante la urgencia –menos noble- de las necesidades funcionarias y el apetito de poder.

Link: http://www.lun.com/Pages/NewsDetail.aspx?dt=2016-05-15&NewsID=345304&BodyID=0&PaginaId=13

HALCONES Y PALOMAS: LA DERECHA FRENTE AL PROCESO CONSTITUYENTE

May 14, 2016

por Cristóbal Bellolio (publicada en revista Capital del 13 de mayo de 2016)

La mitología derechista de las últimas décadas cuenta historias de halcones y palomas. Los primeros serían aquellos que consideran que la mejor estrategia política es negarle la sal y el agua al gobierno, pegarle cuando sea posible, y ejercer un rol opositor robusto e inclaudicable. Probablemente su mejor expresión narrativa fue la tesis del “desalojo” de Andrés Allamand. Al frente se encontrarían las palomas: aquellos que creen que la confrontación forzada termina por alienar antes que cautivar al electorado, y que hay ciertos debates en los cuales es más rentable adoptar posiciones conciliadoras o colaborativas con el oficialismo. En cierto sentido, de eso se trató la táctica lavinista del “bacheletismo-aliancismo”.

Hoy, halcones y palomas toman sus lugares frente a la cuestión constituyente. Los halcones creen que hay que exhibir sistemáticamente los vicios del proceso, hasta que la ciudadanía se convenza de su ilegitimidad. Su objetivo final es que el proyecto de elaborar una nueva constitución –una promesa de campaña de la Nueva Mayoría- se desmorone ante el asedio político y el desinterés colectivo. Otra vez, el rostro de los halcones es Allamand. Recientemente, montó un caso para denunciar la escasa “neutralidad” de los facilitadores reclutados por el gobierno para conducir los cabildos constitucionales. No le ha sido difícil despertar al halcón que la UDI lleva adentro –en rigor la UDI podría denominarse negacionista respecto del proceso constituyente: sencillamente no aceptan que ya está en marcha. La dirigencia de RN parece estar alineada con Allamand. Creen que el mejor escenario para la derecha es que este asunto fracase estrepitosamente. De esa manera le endosan la cuenta a la izquierda y se presentan ante el país como una alternativa preocupada de las verdaderas urgencias.

El grupo de las palomas “constitucionales” va desde Jaime Bellolio a Felipe Kast. Es decir, las figuras más jóvenes y promisorias del sector. En ellos convive una apreciación pragmática con un sentido de oportunidad. Pragmática, porque entienden que este barco ya zarpó y no hay ninguna ganancia en quedarse abajo. Es mejor, desde ese punto de vista, concurrir a los encuentros y cabildos a defender las ideas del sector. Pero también sentido de oportunidad: si el proceso resulta exitoso –cuestión que está por verse- sus patrocinadores resultarán fortalecidos. Los grupos de derecha que prueben su voluntad democratizadora en una prueba de esta magnitud –nada menos que abolir la constitución de Pinochet y abrir la discusión sobre el modelo de desarrollo en Chile- serán interlocutores válidos para la izquierda del futuro. Por lo mismo se entiende la disposición de Evopoli a participar, incluso organizando sus propios encuentros locales. Hoy, es el hermano menor de los dos partidos hegemónicos de la coalición. Si la intuición de Evopoli es correcta, un proceso político-tectónico de estas características redibuja el mapa del poder. Es una apuesta, pero tienen poco que perder y mucho que ganar.

No es una intuición descabellada. Fue, paradójicamente, la misma intuición de Allamand cuando –contra los halcones de la dictadura- decidió sumarse a los diálogos ochenteros que dieron paso al Acuerdo Nacional. Los líderes de la naciente Concertación se dieron entonces por notificados de que tenían un interlocutor válido al otro lado del río. Esa posición estratégica le permitió a la entonces joven promesa de RN amasar una cuota interesante de influencia. No por nada el propio Allamand diría, años después, que bajo su conducción RN tenía “las llaves de la transición”. Lo que intenta hacer Felipe Kast y compañía, guardando las diferencias históricas, es tácticamente parecido. Quizás por lo mismo Allamand anticipa la jugada y advierte el riesgo para su generación, que al menos en el partido vecino se extingue como los dinosaurios. El papel que está desempeñando Allamand, en cambio, se parece al de sus adversarios internos en tiempos de Pinochet, o al de aquellos que años después se le rebelaron y decretaron el fin de la tentativa liberal en el seno de la derecha.

Quizás por todo lo anterior es que los dirigentes de Chile Vamos han denunciado públicamente a Evopoli por salirse de libreto. Como el perro del hortelano, no comen, pero tampoco quieren que otros coman. Entienden que es mejor mantener a toda la coalición alineada en una sola estrategia. En RN llegaron a decir que estaban “haciéndose los lindos”. No habría espacio para jugar al policía malo – policía bueno. Todos tienen que ser malos. De lo contrario se perfora el plan de los halcones.

Lo que aún no se sabe es qué bando privilegiará el ex presidente Piñera, que indudablemente tiene la primera opción para liderar al sector en el camino a La Moneda. Ha dicho que compromete su “plena y leal colaboración”, agregando “como también lo ha hecho Chile Vamos”. Como sabemos que lo segundo no es cierto, tampoco podemos dar por descontado lo primero. La verdad es que Piñera aún no sabe qué hacer*. Por un lado, le parece que Allamand está en lo correcto. Las arenas constituyentes no parecen ser la mejor cancha para exponer las virtudes políticas del sector. Ojalá el clivaje que decida la presidencial sea en torno al crecimiento económico y al empleo, y punto. Pero, por otro lado, el hombre sabe de especulación. Si el proceso constituyente ya atravesó el punto de no retorno, quizás sea mejor buscar la ganancia escondida. La mente de Piñera no es indiferente al reconocimiento histórico que implica firmar –ahora sí que sí- una nueva constitución plenamente legitimada. Es decir, hará su movida cuando tenga mayor claridad de las ganancias y pérdidas posibles. No es el único que actúa por estrategia antes que por convicción: el senador Manuel José Ossandón –quien aspira a disputarle la nominación presidencial a Piñera-, se adelantó y marcó una posición favorable al proceso. Como sea, no está resultando sencillo para la derecha aparecer unida frente a la cuestión constituyente. Halcones y palomas están de vuelta.

*Columna fue escrita previamente a las últimas actuaciones de Piñera que sugieren el rechazo al proceso constituyente. 

Link: http://www.capital.cl/opinion/2016/05/12/170510-las-alas-de-la-derecha

EL CALVARIO DE LAS FIRMAS

May 10, 2016

por Cristóbal Bellolio (publicada en Las Últimas Noticias del 9 de mayo de 2016)

Son los referentes políticos mejor evaluados por la ciudadanía, pero les está costando un mundo juntar las firmas requeridas para constituirse oficialmente como partidos políticos. Es el caso de nuevos movimientos como Revolución Democrática –que lidera el diputado Giorgio Jackson-, Amplitud –fundado entre otros por la senadora Lily Pérez-, y Ciudadanos –agrupación cuya figura principal es Andrés Velasco. Evopoli, donde milita el también diputado Felipe Kast, ha tenido más éxito en la tarea. El resto, probablemente, no alcanzará a registrarse legalmente para competir en las municipales de este año -al menos no para tener presencia a nivel nacional. La región más esquiva está resultando la metropolitana. ¿Qué está fallando?

Lamentablemente, la ciencia de constituir un partido político tiene poco que ver con las simpatías generales que despierta un político o un proyecto determinado. Jackson puede dejar los pies en la calle mientras Velasco recorre Chile, pero el ejercicio es tedioso y los resultados se dan a cuentagotas. Es, fundamentalmente, una tarea logística y burocrática que no se condice con la cultura de inmediatez de las nuevas generaciones. El costo de poner “likes” en redes sociales es ciertamente menor que el de asistir a una notaría a firmar de puño y letra en medio de legajos roñosos y desalentadoras esperas. En otras palabras, el sistema es anticuado y eso es especialmente problemático para los grupos que encuentran su mayor adhesión en los segmentos jóvenes de la población.

Esta desventaja estructural puede atenuarse cuando existen recursos, por cierto. Un partido en formación que tiene plata y contactos puede montar operativos más eficientes. Tener al notario amigo en el stand callejero o en el evento social cuesta lo suyo. Aquí, el poder del dinero se traduce en desigual capacidad política. Los partidos tradicionales se las arreglaron para evitar el refichaje inmediato que aconsejaba la comisión Engel. No tienen un pelo de tontos: saben que se exponen a una tarea desgastadora y hasta cierto punto incierta. Por supuesto, también se las arreglaron para recibir fondos públicos sin cumplir con todas las recomendaciones legales.

Por lo anterior, no es enteramente cierto que los nuevos movimientos no generen grados interesantes de adhesión. Sin duda varios de ellos tienen que trabajar todavía por aumentar sus niveles de conocimiento. No tiene mucha gracia ser el proto-partido mejor evaluado en las encuestas si apenas te ubica una fracción del electorado. Pero el problema central que los aqueja en esta etapa parece estar vinculado con las dificultades prácticas de un proceso que pide a gritos una actualización.

Link: http://www.lun.com/Pages/NewsDetail.aspx?dt=2016-05-09&NewsID=344868&BodyID=0&PaginaId=29

EL ALCALDE «MUSULMÁN» DE LONDRES

May 9, 2016

por Cristóbal Bellolio (publicada en Las Últimas Noticias del 7 de mayo de 2016)

Sadiq Khan es el nuevo alcalde de Londres. A mucha gente le llama la atención que se trate de un musulmán, en circunstancias en las cuales Europa parece resistir a contrapelo un proceso de islamización. Londres fue y sigue siendo el blanco de grupos extremistas musulmanes. Los adversarios de Khan intentaron asociarlo con el extremismo, pero sin suerte. A la gran mayoría de los electores les pareció completamente irrelevante la denominación religiosa del candidato laborista. La campaña se decidió en otra cancha.

Para comenzar, en el contraste de las historias personales. Zac Goldsmith –el aspirante conservador- representa fielmente a la elite tradicional británica. Es un millonario que ciertamente no está muy conectado con la realidad de los londinenses que luchan para pagar la renta a fin de mes. Khan, en cambio, proviene de una familia de inmigrantes paquistaníes, es hijo de un chofer de buses y después de graduarse de abogado se dedicó a patrocinar causas de derechos humanos. Conectó mejor con el votante medio en los temas locales que más le preocupan, principalmente vivienda y transporte.

En segundo lugar, se impuso la idea de que Londres necesitaba cambiar de manos. Durante los últimos ocho años estuvo bajo el mando de los conservadores, con el carismático Boris Johnson a la cabeza. A su vez, Johnson les arrebató la ciudad a los laboristas. La alternancia se hace realidad: ahora comienza una nueva era laborista.

Finalmente, que Khan sea musulmán en una sociedad abierta y orgullosamente multicultural pasa más por anecdótico que por hecho esencial. Aunque siempre será posible encontrar casos de radicalización, la comunidad islámica está bastante integrada a la vida de la metrópolis. La elección de Khan es un síntoma de esa inclusión. En su última novela, el francés Michel Houellebecq profetiza un futuro distópico en el cual los musulmanes acrecientan su poder político en el viejo continente. La elección de Khan, sin embargo, no debiese leerse en esa clave. Fue la victoria del candidato laborista, no del candidato del Islam.

Link: http://www.lun.com/Pages/NewsDetail.aspx?dt=2016-05-07&NewsID=344784&BodyID=0&PaginaId=24

OBRA GRUESA

May 3, 2016

por Cristóbal Bellolio (publicada en revista Capital del 29 de abril de 2016)

Una analogía cementera eligió la presidenta -y luego sus ministros- para explicarle a los chilenos que este gobierno ya dio por terminada la fase estructural de las reformas. Lo que toca ahora, según Michelle Bachelet, es trabajar en las terminaciones. Sus partidarios se apuraron en enumerar las transformaciones realizadas, los proyectos aprobados, las iniciativas en marcha. Desde la derecha -con su ocurrencia habitual- alegaron que será tarea del próximo gobierno reconstruir los cimientos del edificio. Otros optaron por desmerecer los logros: según ellos, no se ha hecho nada sustantivo. Como fuere, es una narrativa que llama la atención: al gobierno le quedan prácticamente dos años en el poder. Uno quisiera pensar que esta coordinación discursiva no es casualidad y que las mejores mentes de La Moneda están detrás de su diseño. Pero, ¿qué quiere decir realmente Bachelet cuando dice que la obra gruesa ya está terminada?

La idea, reiterada por el ministro Eyzaguirre frente a los empresarios en Icare, tiene un sentido evidente: que la obra gruesa esté terminada implica que pueden estar tranquilos, que lo peor ya pasó, que no hay razón para temer nuevos temblores en la institucionalidad de las principales industrias. Es la doctrina Burgos-Valdés en acción: si queremos recuperar la confianza económica, hay que transmitir seguridades y no incertidumbres. Lo que se hizo fue necesario, dirá el gobierno, para cumplir con los pilares centrales del programa y enfrentar algunas demandas inescapables, especialmente en materia tributaria, educacional y política. Fue duro, controvertido, resistido tanto por la oposición como por el frente interno, pero ya pasó. Lo sentimos mucho. Tuvo que hacerse de esa manera. No hay otra forma de gobernar en períodos tan cortos. Los dos primeros años son útiles, luego empieza la vorágine electoral.

Por lo mismo, puede decir la Nueva Mayoría, los sapos había que comérselos de entrada. La Presidenta habla de terminaciones, pero una mejor analogía es la cosecha. Llegó el momento de mostrar algunos resultados. De lo contrario, la identificación con el gobierno será un lastre para los candidatos de la coalición. ¿Cuántos aspirantes a sillones municipales quieren sacarse la foto con Bachelet? Probablemente menos que en 2008. Las elecciones marcan el término anticipado de la voluntad transformadora del gobierno y el comienzo de una tregua artificial. Que las etapas realmente decisivas del proceso constituyente se hayan chuteado para el 2018 es prueba de lo anterior. Ese asunto es meterse en camisa de once varas, piensan incluso los propios. Que sea la gente la que decida en las próximas parlamentarias si le quiere echar bencina a esa máquina o no. Ahora es más rentable cortar cintas.

En consecuencia, es altamente probable que el próximo 21 de mayo venga en forma efectiva de cuenta pública –aunque sabemos que no cuesta mucho hacer pasar por realizadas algunas obras que en realidad están en pañales- y no de festival de promesas. Bachelet tiene que persuadir a la esquiva ciudadanía que no todo en su segundo mandato ha sido Penta, Caval y SQM. Que hay otras, menos malas, palabras. Que la segregación escolar debería retroceder en el mediano plazo con la eliminación de la selección y el copago. Que miles de familias ya están beneficiando de la gratuidad universitaria. Que la asfixiante escasez de oferta política debería retroceder con la reforma al binominal. Que el matrimonio igualitario está más cerca gracias al Acuerdo de Vida en Pareja y que Chile saldrá pronto de la poco honrosa lista de países que no admite la interrupción del embarazo ni siquiera cuando los derechos humanos de la madre están en juego. No es una refundación pero no es poco. No se gobierna para los maximalistas. Algunos quisieran aprovechar de reescribir todas las reglas del juego. Pero con el ritmo de improvisación y debilidad técnica que estaban saliendo algunas reformas, debería ser un alivio que la ansiedad transformadora no inunde otros campos del quehacer nacional. Como decía mi profesor de derecho civil, mejor pocas ideas pero claras.

Por supuesto, repetir el cuento de la obra gruesa no te saca de las turbulencias. El diablo está en los detalles. O en las terminaciones, para seguir con la metáfora. La agenda corta en materia de seguridad ciudadana no era parte de ninguna promesa y terminó imponiéndose en el gobierno por las circunstancias. Algunas de sus disposiciones terminaron aprobándose solo gracias al voto de la derecha. La coalición oficialista se presentó a esta batalla gravemente fraccionada. Asimismo, cada revestimiento puede ser un dolor de cabeza para un equipo al que le cuesta una enormidad domesticar la agenda. Las esquirlas de Caval, por otra parte, siguen incrustadas en la piel de la mandataria… Respire jefa. No se dará ni cuenta y esta pesadillezca segunda administración habrá terminado. Será problema del candidato o la candidata que represente las banderas de la Nueva Mayoría defender su obra gruesa.

Link: http://www.capital.cl/opinion/2016/04/28/150450-obra-gruesa